LA PALABRA Y LA RADIO.
La voz para la ciencia de la comunicación es un fenómeno extraordinario, por su timbre, fuerza, tono y melodías, capaz de transmitir estados de ánimo y pensamientos. De la voz sale la palabra y con ella la intención de decir, como expresarse, ¿de que manera emitir los sonidos y que estos sean perceptibles a un oído receptor?
Muchas interrogantes podemos hacernos, pero lo cierto es, según estudios psicológicos, que la palabra que deja escucharse a través de la voz puede transmitir entre otros estados de ánimos, el miedo, la ternura, el asombro, la indiferencia, la ira, la vergüenza, el desprecio, el respeto, la ofensa y otros estados.
Por la radio se habla las 24 horas, pero no es los mismo una persona que se acaba de despertar a las seis de la mañana oyendo radio, que otra que sintoniza, enciende el receptor a las tres de la tarde en plena faena laboral y muy distinto para aquel que escucha sobre su cama a altas horas de la noche buscando el momento para dormirse. Hay profesionales del medio, de la radio, que olvidan lamentablemente los factores de la comunicación humana.
Estos factores tienen que ver con las habilidades comunicativas del hablante, que no siempre es el locutor, está el periodista de la radio, el conferencista que asiste a una entrevista, o el funcionario administrativo. En la radio cuando se habla, hay que abrir bien la boca, lo que permite articular todos los fonemas adecuadamente y tener en cuenta el tono, es decir la altura de la voz . El timbre es otra cualidad, hay voces que no deben salir por radio, una porque son distorsionadas o muy agudas o extremadamente graves que apenas se entienden. Para hablar hay que entonar, quien no entona no trasmite estados de ánimos.
Con la palabra se trasmite la imagen y el oyente ve o no esa imagen de acuerdo a la intensidad como recibió el mensaje . La fuerza del lenguaje está en su tensión emocional, en su poder de penetración en la psiquis del perceptor.
Un comunicador, es un experto en el uso de la palabra, para lograr su utilidad mas completa debe ser un acucioso lector, los conocimientos generales deben vincularse con una preparación que pasa por los hábitos de lectura y el poder de investigar, cuando en una intervención el oyente advierte inseguridad en el hablante, tartamudeo o como se dice en el argot radial echar pá, lante y echar pá tras inmediatamente el mensaje pierde atención y se hace poco creíble . Son funestas estas practicas en la radio. Saber leer perfectamente. Saber leer no quiere decir solo que lo haga con seguridad y sin equivocaciones, el acto de la lectura presupone interpretación del contenido, estar convencido que entiende lo que dice para de una ves hacer entender a otros, en dos palabras. Para convencer hay que estar convencido.
En la radio actual, es muy común escuchar programas a dos voces y en ocasiones hasta tres. No es contraproducente ésta práctica. Se debe hacer con un buen balance, combinar voces agudas y graves adecuadamente es lo mas sensato, cuando una voz de mujer bien timbrada hace de primera, la voz segunda varonil llena el espacio y se logra una mezcla semejante a una partitura del pentagrama . El director del programa y por supuesto quien está al frente de la radioemisora son los responsables de la adecuada selección de voces.
Un noticiero donde solo se escuchen voces masculinas carece de brillo, no hay contraste y el oyente rechaza tantos acordes graves, de manera que hasta las entrevistas ameritan un exacto equilibrio, no debemos olvidar que la radio es sonido, pero sonido diverso, que al concatenarse logran armonía y diversidad en el mensaje que finalmente es decodificado por el oyente.
Anteriormente escribíamos sobre el balance, como no hay dos personas iguales, tampoco existen dos voces idénticas, si parecidas. Una voz de tono medio, muy bien timbrada pueden tener una textura similar a otra, pero jamás llegan a ser análogas ¿ por qué?. La respuesta radica en el temperamento y el carácter del hablante, porque la intensidad con que se emite un sonido articulado esta ligado directamente a las emociones que son capaces de salir desde muy hondo.
Las cualidades vocales del comunicador van mas allá del timbre. Los profesores de locución en cuba siempre insisten en la acción ¨ proyectar bien ¨ una voz débil, con colores pálidos, lo que trasmite es flaqueza e inseguridad. Hay voces que son sordas y poco flexibles, las que resultan difíciles de trasmitir toda la gama de sentimientos y emociones que puede y debe llevar un determinado mensaje . Determinación, energía, firmeza y seguridad en el habla, trasmite esos atributos al interlocutor.
Ojo con los gritos al micrófono, tenemos locutores que pelean con los oyentes, son nerviosos, hablan atropellando las palabras, gritan, parecen pregoneros, no matizan al omitir las pausas, no realizan las paradas según los puntos o las comas y se oye su respiración de mal gusto al aire que provoca el desespero del escucha. Una locución así desmorona la palabra, la minimiza y el oyente que si sabe, cambia el dial. En el acto de la comunicación interpersonal cuando existen estos problemas el interlocutor deja de oír y prestar atención.
En la radio, como en la vida diaria, se gesticula, por tanto delante del micrófono hay que mover las manos, la cabeza el cuerpo, aunque los gestos no salgan mejoran la entonación, las palabras salen con mas energía y fluidez. Se aconseja no hablar con los brazos cruzados, ni con las manos bajo de la mesa, tampoco cruzar los pies. La naturalidad es la regla de oro de toda locución.
En nuestras conversaciones con los profesionales de la palabra en la radio insistimos en la necesidad de trasmitir alegría, entusiasmo al oyente, porque en medio de un mundo con tantas crisis y limitaciones materiales la gente clama por un momento de esparcimiento y de estados de ánimos optimistas y no derrotistas. La palabra bien empleada, bien dicha es capaz de mover multitudes y no solo eso, una palabra aclara el camino, rompe con la espesura de un conflicto y si esa palabra lleva el vestuario de la ternura no hay mas que hablar se produce entonces el abrazo, el abrazo de ideas y de identificación de causas , ese abrazo es tan grande como el de las palmadas en el hombro, porque una mirada de aceptación de una persona hacia otra no solo se da con los ojos, ese mirar entra primero por los oídos. Un poeta escribió, amo las palabras blancas, porque ya conocí a las negras. Por tanto a nuestro modo de ver, nos parece que entre los grandes objetos sociales del medio, está invadir el éter de alegrías, para lograrlo, hacen falta comunicadores contentos, entusiastas y con mucha firmeza.
Para comunicar no basta solo en ser locutor. El locutor es un comunicador y en la medida que se convierte en un hombre o mujer integral en el dominio de todos los géneros del medio, mejor y con mas eficacia puede hacer llegar la palabra a un oído receptor. El hombre radio que ya existe en el mundo debe proliferar en cuba. El locutor dedicado a noticieros y programas informativos debe ser un periodista él mismo, conocer de la técnica y el dominio de los equipos, saber utilizarlos y operarlos con maestría. En las Emisoras de nuevo tipo que surgen en cuba se ha pedido esta formación integral.
Si decimos que el locutor es un comunicador por excelencia, es porque domina la animación de programas variados, musicales, sabe leer noticias, editoriales, menciones y cuñas promociónales, redacta, narra o describe el paso de un fenómeno natural y sabe orientar a la población.
Una virtud que nace y no se aprende aunque si se perfecciona es la improvisación, sobre ésta dedico un amplio capitulo Frank Guevara, en su libro La locución Técnica y Practica, pienso que es de los textos mas completos que existe en América Latina.
´´La improvisación es una constante en el trabajo del locutor. Dentro de la locución, entre lo mas formal que puede haber, siempre tendrá un margen la improvisación. Es imprescindible improvisar bien, con ejemplar destreza, seguridad y claridad´´.
No es lo mismo inventar, florear que improvisar a partir del conocimiento, para UD organizar las ideas y darle un orden lógico necesita de entrenamiento, partiendo que para llegar a este genero de la locución lo primero es dominar de que se va hablar, si el profesional de la palabra, no investiga, no lee y no se informa no puede improvisar. El conocimiento da autoridad. Cuanto mayor conocimiento se tiene de algo mayor facilidad de hablar existe.
El valor de la palabra es grande, pero la virtudes del oído alcanzan las mismas dimensiones, el ser humano cuando nace mas que ver lo que hace es sentir y escuchar los sonidos que se emiten a su alrededor, nadie aprende a hablar viendo una postal o un paisaje, las voces maternales son las primeras señales que llegan y por imitación se despierta y nace el lenguaje en el niño al escuchar aquella primera palabra.
El valor del sentido auditivo es extraordinario. Oscar Luis López, en su ensayo Alejo Carpentier y la Radio , escribe. Carpentier no ignoraba que la transmisión de un concierto por la TV le restaba interés y desvirtuaba su objetivo, puesto que, cuando la cámara captaba, un tiro de acercamiento, a los distintos instrumentos, según los entendidos, se sacaba al oyente de situación, ya que lo importante, en este caso, es el sonido y no la imagen. Esto no sucedía cuando se escuchaba por la radio o, sin interrupción, en un tocadiscos…los detalles ópticos hacen que la música pierda toda coherencia para aquel que la escucha por primera vez, la pieza se pierde en detalles que el oído interpreta automáticamente, como música de fondo, se pierde el sentido musical y la imagen ocupa el primer lugar.
David Ogilvy, connotado hombre de la publicidad del siglo xx refiriéndose a las bondades de la radio, la considera como el medio mas intimo capaz de hacer muchas veces que las vivencias estén por encima del hombre porque la pantalla de la radio es la imaginación del individuo.
Sin dudas que la afirmación anterior está relacionada al poder de la palabra y a la comunicación que se establece de tú a tú a través de la radio, quien habla por el micrófono está dirigiendo su mensaje a una sola persona y no a varias, como en ocasiones se comete el error de saludar a muchas personas o dirigirse a un auditorio masivo como si fuera una multitud de una plaza. La comunicación en la radio se concreta entre dos personas, una que habla y otra que escucha. Siempre cuento la anécdota del taxista que va solo escuchando la radio y no lleva mas pasajeros, y oye al locutor que le dice, le hace una pregunta, ¿ y ustedes como están? . Este tipo de expresiones debemos desterrarla de la Radio.
El locutor de radio va convirtiéndose en un líder de opinión, al igual que aquellos periodistas o comunicadores que a partir del trabajo cotidiano van haciendo una obra, la misma repercute en el oyente y éste decodifica al hablante como un líder.
Una de las virtudes del líder es la disposición a dar con generosidad. Y una de las cosas más importantes que el hombre en general, y el hombre líder en particular , tiene que dar a los demás es la palabra, su palabra."Te doy mi palabra", la fórmula que usamos para sellar un compromiso más o menos solemne o para empeñar o vincular nuestro ser de una manera más profunda con algo, tiene una aplicación mucho más amplia de lo que normalmente pensamos, viniendo a ser la base misma del entendimiento y la convivencia entre los seres humanos. Es donde nuestra palabra, con todo lo que ella lleva consigo, como asentamos una sólida convivencia con el prójimo. Cuando hablamos, damos nuestra palabra, y a través de ella nuestro corazón, a quien tenemos frente a nosotros. Cuando pronunciamos una palabra sincera, vehículo de un pensamiento verdadero, estamos dando parte de nuestro ser y creando un vínculo de unión con los demás.
Toda comunidad descansa en un recíproco darse la palabra, en la doble acepción que tiene la expresión "dar la palabra". Por un lado , dar la propia palabra - verdadera palabra de honor- para comprometerse ante los demás. Por otro lado , dar la palabra a los demás para que puedan expresarse libremente, invitarles a hablar.
Una de las más importantes funciones del líder consiste justamente en facilitar y potenciar esa recíproca donación de la palabra. Es decir: hablar y dejar hablar; estimular el diálogo y propiciar el libre curso de la palabra; facilitar el encuentro de esa doble corriente verbal - la palabra que sale de mi y va hacia el otro, y la palabra que sale del otro y viene hacia mí -. Y todo ello el líder sólo podrá hacerlo mediante ese arte que es el hablar: usando sagaz, honesta y hábilmente su propia palabra.
El líder ofrece a los suyos lo mejor que tiene, su palabra, y con ella les ofrece también su mano, en un gesto que es invitación al diálogo armonizador y a la participación activa en una empresa y proyecto común.
El autor español, Manuel Márquez Campos ha teorizado sobre la palabra, sus argumentos y reflexiones los asumo, porque considero que ha dado en el clavo.
El hablar, la comunicación, el diálogo, la conversación, el intercambio de ideas, la transmisión de pensamientos y emociones, la charla y el coloquio interpersonal, son pieza clave en toda existencia humana; pues el hombre, animal social por naturaleza, es un ser elocuente, dialogante y comunicativo, dotado de ese gran don que es la palabra sin el cual no podría vivir. La naturaleza "hablante" del hombre y su vocación social son dos aspectos distintos de una misma realidad. Para unirse a otros hombres, para convivir con ellos y realizar junto a ellos una acción en común, el hombre necesita hablar.
La manera de hablar revela mucho sobre el carácter y la manera de ser de una persona. Dime cómo hablas y te diré como eres.. La actitud que se adopta en la conversación, la forma de intervenir en ella, el interés y la atención que se pone en lo que se está diciendo, el dejar o no hablar a los contertulios, la manera de decir las cosas, la tendencia a imponerse y a llevar la voz cantante o por el contrario a ser un participante más, el placer o el disgusto que se experimenta al comunicarse con los demás , la avidez por hablar de las propias cosas, el modo - superficial o profundo, serio o trivial - de abordar las cuestiones: todos estos son detalles sumamente elocuentes que definen a un individuo.
.- Hay que huir de la palabra inmoderada y torpe – el no saber hablar, el mal hablar o el hablar inadecuado - ya sea por defecto o por exceso. Tan malo es el individuo que habla por los codos, cual máquina a la que se ha dado cuerda, diciendo toda clase de sandeces y trivialidades, como el individuo hermético y taciturno, que no dice "esta boca es mía" y al que hay que sacarle las cosas con sacacorchos. En ambos casos nos hayamos lejos de hablar sensato, dialogante, reflexivo, medido y mesurado.
Muchos son como el perro del hortelano , que "ni comen ni dejan comer"; no sólo no hablan, sino que tampoco dejan que se hable. A su lado resulta imposible articular palabra. Matan el diálogo antes de que nazca. La sordera y el mutismo de algunas personas son contagiosos y se traducen inevitablemente en sordera y mudez de otros.
Saber comunicarse, saber charlar y dialogar con los demás en un ambiente distendido de respeto , seriedad, sinceridad, confianza y camaradería, es prenda dorada del buen comunicador. No se quiere decir con ello que el líder tenga que tener mucha labia o ser un buen orador ( la galería histórica de los malos líderes - e incluso de los líderes nefastos - está repleta de excelentes oradores, capaces de arrastrar masas) No hablamos del arte de la oratoria, sino de algo mucho más simple y elemental. No se trata, como muchos piensan , de "hablar a" los demás, de dirigirse a ellos o hablarles de lo que estimemos oportuno - arengarles, leerles comunicados o notificaciones , trasmitirles las propias decisiones o genialidades, darles órdenes o consejos, impartir consignas, etc. sino de "hablar con" ellos , siendo uno mismo tanto emisor como receptor y procurando que esto se haga en un plano de igualdad (siempre, claro, que esto sea posible y no rompa la debida jerarquía).
Mal, muy mal andan las cosas cuando en una organización(empresarial, familiar, de servicio o de cualquier otro tipo) no se habla. No será exagerado decir que nos hallamos ante un cadáver de organización: pues el habla y la palabra son como la circulación sanguínea o el alimento vital de un cuerpo social,. No en vano el hablar va ligado al aliento.
Lic…Carlos Rafael Dieguez.B
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