24 septiembre, 2006

Marie Richerson, es un amiga distante pero cercana que acaba de mandarme desde un país lejano estas reflexiones que son un especial homenaje a la radio a través de una crónica. Tuve la suerte cuando apenas era un muchacho de hacer Radio con ella y ahora la dicha de publicar en mi sitio personal su pensamiento. Seguro estoy que vendrán otras crónicas de la colega.

LA RADIO CANTA A LA ESPERANZA.
Por Marie Richerson.


La radio a corta distancia, es capaz de enamorarnos perdidamente de aquellos personajes que nos llegan a través de esa pequeña caja sonora (esa minúscula caja que aun es un sueño para algunas comunidades en los confines de la tierra) de ese misterioso artefacto que surge con el siglo pasado, y llega a dominarlo, a monopolizarlo, a hacerlo suyo, en una entrega única, e irrepetible, de ese pequeño aparato salen también aquellos personajes malsanos (en cuentos, series , aventuras y novelas) que aprendemos a odiar como si el daño nos lacerara a nosotros mismos.
La radio, es una vía única, relativamente barata, al alcance de los más modestos bolsillos, no necesita nada, absolutamente nada para instalarla podemos llevarla a cualquier parte y no ocupa espacio en ningún equipaje, solo que su casa matriz tenga el alcance en sus hondas herzxianas , como ocurren con otros medios de comunicación masiva (para todos ), llega a incalculables distancias, a donde uno menos espera, navega con los marinos en esas inmensas soledades lejos de casar , es la única compañía de los militares que están de guardia en cualquier esquina de la tierra, es la mano derecha de expediciones arqueológicas, madruga con los que le despiertan al sol, o se va a descansar con aquellos que han estado largas horas de dura faena; la radio llora con quienes tienen desgracias que lamentar, ríe con los felices, baila con jóvenes y viejos. Escala montañas con los alpinistas (les avisa del parte meteorológico antes que nadie, ni nada) y ese aparentemente aparatito, va a las alturas y acompaña las largas travesías sobre montes valles y océanos a los pilotos, vuela con tripulación y pasajeros, que sienten esa indescriptible emoción cuando regresan a la tierra que los vio nacer, esa tierra no importa lo humilde que sea ,pero que nos hace palpitar de puro nacionalismo , con ellos aterriza.
La radio le canta a la esperanza, al futuro, ríe con los niños, se conduele de los ancianos, acompaña a los adolescentes en su paso por esa importante etapa de nuestra vida cuando algunos padres se olvidan que es en esa edad, en ese tiempo de las definiciones, cuando más se necesita del apoyo, la guía, la orientación y un hombro donde sentirnos seguros. Eso hace la radio, llora con las miserias humanas en este mundo tan convulso que nos ha tocado vivir
Va a cualquier parte, ayuda a hacer más placentera las horas de quienes tienen sobre sus hombros ,las agotadoras jornada de estar con los ojos pegados a las interminables arterias de concretos que cruzan la tierra, acercando al hombre a sus familiares, cruza fronteras, une minorías, culturas, costumbres y tradiciones., la radio tiene un lenguaje común, para ella no hay idiomáticas barreras, . Ni el más rápido de los ejércitos en tiempos de alarma, puede llegar con la moderna técnica de estos tiempos, a donde llega esa voz de alerta ante desastres naturales o provocados por el hombre salvando vidas, haciendo que el daño sea menor a la propiedad, evita luto, ahorra lágrimas, por esa cajita , aparato inseparable de cada hogar, nos llega la vida.
La radio acompaña a los mineros en esos sus largos y oscuros socavones o en minas a cielo abierto, que en agobiantes jornada, le arrebatan a la tierra sus riquezas. Va con carga de optimismo a los tristes corredores de la muerte, (en aquellos países que la pena de muerte esta legislada) donde los condenados pasan sus últimos días, y por qué no, es también un aliciente para quienes han delinquido, violado las leyes, asesinado, y a no dudarlo debe con su mensaje formador llevarlos al arrepentimiento de sus delitos cometidos y hacerles más llevadera su pena, como lo hace con los que deben pasar tras las rejas largos añosa de vida.
En los hospitales en las mesas de noche junto a la cama de los enfermos, está la radio. Con su mensaje la recuperación es más rápida, más llevadera. Con sus programas de entretenimiento ayuda a que las guardias del personal médico en su conjunto sean más relajantes , y experimenten menos cansancio.
La radio entra en millones de hogares , y es la única compañía de las amas de casa, durante la prolongada ausencia de sus seres queridos, que están fuera, no porque quieran, sino porque deben llevar el pan de cada día a su familia.
La radio es profesora de historia, desde su cabina, nos llegan las voces de civilizaciones desaparecidas en el tiempo, cuyas señales van descubriendo poco a poco esas expediciones a las cuales la radio también alienta y anima.
Muchas especialidades, todas diría yo, sin costo alguno, sin entorpecer nada de lo que estemos haciendo en cualquier lugar, sale a través de sus hondas, van enriqueciendo el conocimiento de la población mundial en todos los campos del saber humano.
Va uniendo culturas, religiones, costumbres, idiosincrasias, formas de vida.
Nos enseña a respetar a cada ser humano , a respetar su derecho libre a la vida, a proyectarse hasta donde sus condiciones físicas, económicas e intelectuales alcancen.
Lucha contra la droga, esa gran pandemia que aniquila a nuestra juventud, llenando los bolsillos de personas sin escrúpulos, asesinos de la dignidad y la salud humanas.
Va con las misiones de la Cruz Roja Internacional, ayuda a las organizaciones a buscar recursos para los que han quedado sin nada luego de esos grandes desastres naturales que azotan la tierra.
La radio llama a la paz mundial, al entendimiento entre las naciones a barrer las diferencias entre las distintas culturas, a que el fanatismo no mate las buenas intenciones de la humanidad, ni religiosa, ni de ninguna índole. El fanático, es el peor guerrero, de la concordia, la buena voluntad y la paz
Ella nos hace más humanos ,acrecienta la belleza interior, la que prevalece, la espiritual , la que vale, la física se deteriora con el tiempo, las más tersas pieles se arrugan, y el dios crono, las llena de esas rayitas que nos dicen que nada prevalece, que nada es eterno, a nuestra cabellera le llega el otoño, y como en éste maduran y caen sus hojas, nos enseña que los títulos pasado un poco tiempo solo son un elemento decorativo más a la galería de’ tesoros’ que mostrar en las paredes de nuestra casa, ellos se pierden, las fortunas entran en bancarrota, los imperios caen, la inmortalidad no es dada a los humanos, solo lo que seamos capaces de atesorar en el conocimiento, en el saber, para cuyo noble objetivo la radio ayuda grandemente, es el que prevalece, porque será el legado que dejemos a nuestros hijos,-, y éstos a los suyos.
Ese aparato sonoro que cabe en un bolsillo, enamora a las parejas y el amor hace con ellas. La radio, nos hace gigantes, nos impulsa a ser creadores.

1 comentario:

Carlos Rafael dijo...

ojala que tu, orlando trabajes un dia en la radio, cuando lo hagas te quedarás en ella carlos RAFAEL,