06 junio, 2007

FIDEL: INDETENIBLE ATLETA





Fidel vestido de lo que es: un atleta indetenible, nos mostró en su entrevista del martes que está de nuevo en las pistas del pensamiento, de las ideas, que su retentiva es la de siempre. ¡Fidel se ve bastante anivelao! me dijo Genoveva una de mis vecinas, mientras otros exclamaban ¡está clarito, enérgico! La alegría del pueblo es palpable.

Hace casi un año millones de cubanos nos sorprendía aquella alocución inusual donde su inseparable Carlitos, su Jefe de despacho trasmitía nervioso la proclama del invicto jefe de la revolución. Aquel 30 de julio del pasado año nos dejó una de las más aciagas, dramática y triste noche para los cubanos.

Ahora, Fidel, resurge como lo que es: un titán frente a los avatares, que resistió las múltiples pruebas del quirófano y vuelve a renacer con la misma fuerza de su prodigiosa memoria al recordar cada unos de los datalles de aquella histórica visita al Vietnam heroico.

Fidel con sus largos dedos y manos pintadas por Guayasamín nos trajo por la TV, el aliento de la patria, en espera tantos meses. Ya no hay secretos. Sus ademanes y gestos acompañados de manera armónica de su voz arma insustituible, que bien conoce el norte revuelto brutal. Vuelve Fidel, el mismo que ya absolvió la historia de la humanidad. El árbol de la patria nos retorna la alegría.

Advierto que no pretendo sobre valorar las cualidades del hombre que nos muestra por donde sale el sol, pero los cubanos respiramos desde siempre orgullo por el pasado, por la historia, no olvidamos y somos agradecidos. En la sociedad cubana de hoy se mezcla una titánica claridad de mente, de pensamiento fruto de la enseñanza nuestro líder. La cordura, el reto para enfrentar en cualquier circunstancia difícil los peligros de fuerzas internas y externas, Fidel, es un magisterio, unido a la modestia y la perseverancia de su ejemplo.

Claro que tenemos que estar contentos al verlo y palparlo desde la sala de millones de cubanos que lo abrazamos hasta conversamos con él. Fidel es un eterno batallador, sus ojos irradian confianza y fe, desde mediados del siglo pasado este hombre nacido entre cañaverales y montañas por el mayari irredento se enfrentó con la triste realidad de la colonia- pintada con colores del imperio- y la venció.
Fidel desde el primero de enero de 1959 se ha compenetrado como nadie con la gente humilde, con el negro, con los niños, jóvenes, combatientes y él mismo no ha dejado de estar en la Sierra.

En estos 48 años en su permanente quehacer, Fidel se ha compenetrado tanto con su tierra y su pueblo, se ha ligado profundamente a nuestro destino que es un símbolo indiscutible desde que subió por los escalones de la universidad de La Habana.

Al cabo de medio siglo reparte los sueños de aquella universidad por toda Cuba, los extiende al continente y a todo el universo. Eso molesta a la raza de los que odian. Fidel es la fuerza de la nación y la gente lo sabe, el niño lo conoce, el más viejo lo confirma. El otro día en una crónica dedicada también al “Caguairan” escribí que los cubanos somos como él “echao palante” optimistas, soñadores, sencillos, serviciales y enamorados de la obra de la vida.No soportamos la injusticia o que alguien pretenda ponernos la bota encima, repudiamos a los serviles, a los que se arrastran y al mismo tiempo compartimos nuestro pan con los más pobres. Así vivimos nosotros. Así somos los cubanos, nos parecemos a él, a Fidel. Ahora cuando volvimos a verlo en la pequeña pantalla, una imagen grande, tan gigante como la de siempre, nos devuelve la tranquilidad y es como…si Camilo volviera con su celebre frase dirigida al indetenible atleta ¡Vas bien FIDEL!

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