13 marzo, 2008

Lidia y Clodomira: dos gigantes del mar



Por Andrés Castillo Bernal

Lidia y Clodomira nacieron en la parte oriental de la Isla , región que la inmensa mayoría de los cubanos reconocemos como tierra de valientes y de grandes hombres. Por allí se iniciaron nuestras gestas independentistas contra el yugo español, y también contra la tiranía del dictador Fulgencio Batista, quien llego al poder mediante un artero golpe de estado el 10 de marzo de 1959. En el mismo estuvo hasta que el pueblo, por medio de su ejercito rebelde, ejercito guerrillero lo expulsó el 1ro. de enero de 1959. Desde entonces Cuba alcanzo para siempre la verdadera libertad y soberanía. Estas dos guerrilleras, combatientes de la lucha clandestina en valles, montañas y ciudades, entregaron su vida por los ideales de justicia social, que hoy mas que nunca son un hecho irreversible en Cuba, a pesar de las componendas y los deseos frustrados el imperialismo yankee con sus acólitos y mercenarios cubanos radicados en Estados Unidos, fundamentalmente. Sin olvidarnos por supuesto, de otros satélites, con que cuenta el imperio por el mundo, que no resisten y no aceptan que corren otros tiempos, que es tiempo de revoluciones en América Latina.
Lidia y Clodomira, dos gigantes del mar, pusieron un granito de arena en la lucha en Cuba y en el devenir histórico que hoy vivimos. La primera, que tenia por segundo nombre Esther y por apedillos
Doce Sánchez, nació el 27 de agosto de 1916, en el poblado de Mir de la actual provincia de Holguín, tierra donde también vio la luz nuestro Comandante en Jefe, pero en el poblado de Biran, el 13 de agosto de 1926.
Ella era la tercera de tres hermanos, es decir la mas pequeña de los hijos de Teresa y Claudio, familia que gozaba relativamente de una buena posición económica. Su padre era dueño de una sombrerería, de una tienda mixta y además se dedicaba al transporte de plátanos por carretera. El murió a temprana edad y su esposa volvió a contraer nupcias, teniendo 9 hijos mas. La situación económica empezó a complicarse, se cerraron los negocios y fueron a vivir a otro pueblo, conocido como San Germán, donde existía un central azucarero.
Lydia era una mujer muy bella, sin lugar a dudas codiciada, y muy pronto contrajo matrimonio. Solo tenia 17 años. De esa feliz unión, en principio, tuvo tres hijos, Efraín, Thelma y Caridad. Su esposo era obrero del central San Germán, mientras ella se dedicaba a las labores del hogar, y ayudaba a la economía familiar haciendo bordados pues era una excelente costurera.
Pasado algunos años sus relaciones amorosas fracasaron, por lo que nuevamente se caso, relación que duro hasta el año 1956. Ante tanta adversidad decidió ir a vivir a La Habana con uno de sus hermanos y entonces consiguió trabajo como doméstica y bordadora. No podía imaginar que su decisión de trasladarse a la capital, la pondría en el vórtice de los acontecimientos revolucionarios y que un día se convertiría en combatiente clandestina y guerrillera. El eslabón inicial fue su hijo Efraín. En una ocasión recibió una falsa noticia sobre él que había quedado en Oriente y hacia allá partió sin perder un instante. Efraín estaba incorporado a actividades revolucionarias, pero estaba bien. Decidió quedarse en su tierra natal y es así que en una incursión del Che con su tropa a un lugar conocido como San Pablo Yao, para pertrecharse de vituallas, ella lo conoce. Teniendo en cuenta que ya su hijo Efraín formaba parte de la lucha Che le propone que también haga lo mismo y de esa forma se convierte en combatiente clandestina, guerrillera y mensajera de la Columna No. 4 que comandaba el Che.
Iba a comenzar una leyenda que termino en el mar.
Fueron muchas las misiones que cumplió como mensajera del llano a la sierra y viceversa, traspasando las líneas enemigas con una audacia increíble y una sangre fría que aun quienes las narran hoy se les enchina la piel.
Fue jefa de campamento en la Sierra , de un lugar avanzado, por donde el cruel ejercito de batista en mas de una ocasión intento pasar al corazón de la sierra. El mismo estaba ubicado entre la zona conocida como Yao y el pueblo de Bayamo.
Sobre el carácter audaz y la valentía de Lydia el Che dejo muchos testimonio, específicamente sobre el mencionado campamento afirmó:
“Hube de quitarle el mando porque era una posición muy peligrosa y, después de localizada, eran muchas las veces que los muchachos tenían que salir a punta de bala de ese lugar. Trate de quitarla definitivamente de allí, pero solo lo conseguí cuando me siguió al nuevo frente de combate”. Se refiere el Che al momento en que el parte con su Columna Invasora Ciro Redondo en agosto de 1958, a establecerse en la antigua provincia de Las Villas, en el macizo montañoso del Escambray en agosto de 1958. En el llano también cumplió importantes misiones, llevaba mensajes a Santiagio de Cuba, La Habana , Las Villas y a otras muchas ciudades, igualmente transportaba el periódico guerrillero El Cubano Libre, medicinas, en fin lo que hiciera falta, tantas veces como fuera necesario, muchas veces en compañía de Clodomira Acosta, de quien les estaré hablando un poquito mas adelante. Fueron compañeras inseparables en la lucha en montañas, llanos y ciudades.
El 1ro de abril de 1958, Lydia contactó con el mas audaz capitán de guerra de guerrillas que tuvo la Revolución , según el decir del Che: Camilo Cienfuegos. Ese primer encuentro quedo reflejado de la siguiente manera en el Diario de Campaña de Campaña de la guerrilla de Camilo:
Primero de abril de 1958, son las 6 am, llega un mensajero con noticias del jefe de la zona, teniente Alcibíades Bermúdez. El capitán desea hablar con él y lo manda a buscar, cuando llego a nuestro campamento, vino acompañado de una amiga y gran colaboradora del Movimiento Revolucionario 26 de julio. Lydia. Luce tan simpática y atenta como siempre. El capitán Cienfuegos le ha encargado ir a Bayamo para que traiga a un combatiente nombrado Hernán Pérez, persona que el capitán necesita ver, por ser del Movimiento en Bayamo.
Posteriormente viajara a la capital del país para comprar artículos para la guerrilla: material plástico, ropa, medicinas, radios portátiles y otros enseres, lo cual hizo con eficiencia y luego los distribuyo a diferentes grupos en la Sierra | Maestra, a través del Movimiento en Camaguey.
Ella visitaba la capital con frecuencia, cumpliendo orientaciones del Comandante en Jefe y del Che. El primero la llego a considerarla junto a Clodoimira Acosta Ferrals como los enlaces de mayor confianza del Ejercito Rebelde, en quienes se podía confiar ciegamente. Se dice que era audaz y de un valor que rayaba en la temeridad, transportaba los materiales en su faja o en las medias convenientemente preparadas.
Era una combatiente muy femenina, le encantaba vestirse elegantemente, arreglarse las manos, y se cambiaba el color del pelo frecuentemente. Jamás descuidaba su porte personal, pues el principal objetivo era despistar a los sicarios del régimen. Muchas veces utilizo su segundo nombre como nombre de guerra: Esther, algo que también hizo el Comandante en Jefe, al utilizar Alejandro con el mismo fin. Otras veces Lydia empleo el seudónimo de Lili.
Era capaz de ganar adeptos para la causa de la Revolución por su desenvolvimiento a la hora de expresarse, explicando el porque de la lucha contra la tiranía en aras de alcanzar la verdadera libertad de la Patria.
Durante los difíciles días que el alto mando del ejército de Batista lanzó cerca de 7 mil soldados de todas las armas sobre la Sierra Maestra , le escribió una carta a su hijo, donde la expresaba su confianza en la victoria y ponía en su justo lugar la trascendencia de Fidel, llamándole el Gigante, como le decían muchos, incluido Camilo Cienfuegos. Afirmó:
La forma en que los muchachos están resistiendo, cómo se mantienen, cómo caen los compañeros, y jamás se ve decaer la voluntad de vencer y sobre todo eso, sobresale la figura del GIGANTE, el único que nos da aliento para mantenernos en estas condiciones.
Valga señalar que esa ha sido siempre una de las principales virtudes de Fidel, de imprimirle confianza a sus hombres en los momentos más difíciles. En estos años de Período Especial siempre ha sido así y continua siendo ahora a través de las Reflexiones que escribe casi a diario, donde siempre pone el dedo en la llaga, mostrando la claridad y vigencia de su pensamiento que sigue desarrollándose en forma de espiral. En su ir y venir por todo el pais, quiso la vida que Lydia regresara a La Habana de nuevo, a finales del mes de agosto, en los días que cumpliría 42 años. No podían imaginar ella y sus compañeros que ese sería el último, aunque bien saben los revolucionarios que cuando se lucha, la vida se entrega en cualquier momento y en cualquier lugar, nunca previsto, por supuesto. Sus camaradas le mandaron hacer un cake, que tenia como adorno un numero 26, no porque fuera la edad que cumplía, sino como homenaje al 26 de julio de 1953, fecha en que Fidel y sus hombres asaltaron el cuartel Moncada y el cuartel Bayamo.
Varios días después de aquel evento cumpleañero, ella se encontró con su compañera Clodomira, que había llegado a la capital en cumplimiento de otras misiones. En horas de la noche del 11 de septiembre, hicieron contacto con dos combatientes del Movimiento 26 de julio, que habían ajusticiado a un chivato, a quien el sicario batistiano llamado Esteban Ventura, le llamaba la niña de sus ojos, por la cantidad de revolucionarios que delataba constantemente.
Ambas combatientes se dirigieron junto a los dos luchadores, en ómnibus rumbo a una casa del movimiento a la calle santa Rita no. 271, en el la colonia Juanelo de San Miguel del Padrón.
En horas de la madrugada del día 12, los esbirros del tirano, llegaron a la referida dirección y se estableció un combate desigual. Cayeron cuatro compañeros que lucharon valientemente contra fuerzas y medios superiores. Lydia y Clodomira sobrevivieron y fueron conducidas a golpes a las mazmorras de las estaciones de policía. Fueron torturadas, vejadas, violadas, pero de sus labios no salía una sola palabra que delataran a sus compañeros. Resistieron heroicamente, y Lydia siempre sacaba fuerza para gritar ¡!!!Asesinos ¡!!!
Uno de los mas feroces asesinos de Batista, el teniente Laurent, las introdujo a cada una en un saco de arena, las monto en una lancha y las llevo mar afuera, de la ciudad de la Habana. Fueron sumergidas en el mar, Lydia resistió dos veces, Clodomira, murió después y luego las lanzaron al fondo del mar.
Che al evocarlas al triunfo de la Revolución dijo:
En los días de la gran ofensiva del ejército, llevo Lydia a cabalidad su misión, entro y salió de la Sierra , trajo y llevo documentos importantísimos, estableciendo nuestras conexiones con el mundo exterior. La acompañaba otra combatiente de su extirpe… Clodomira. Lydia y Clodomira se habían hecho compañeras de peligro, iban y venían juntas de un lado para otro.

Clodomira Acosta Ferrales había nacido el 1ro de febrero del año 1936
en El Cayayal, en Manzanillo, en la antigua provincia de Oriente, actualmente Granma. Fue ella la tercera de 8 hijos de sus padres Esteban y Rosa, una de |las tantas familias humildes de la Sierra Maestra. No asistió a la escuela, como muchas otras niñas y niños, hijos de campesinos. Muy pronto tuvo que aprender a sembrar, y trabajar la tierra para poder ayudar al sustento familiar. Desde pequeña comenzó a trabajar como doméstica en las ciudades de Manzanillo y La habana, para seguir ayudando al sustento de sus seres queridos. A los 20 años se unió al campesino Sergio Peña, pero fue algo efímero, pues seis meses mas tarde ya se estaban separando. Por ser originaria de las montañas orientales tempranamente se sumo a la guerrilla, y lo hizo en junio de 1957. Primeramente sirvió de mensajera, ayudo a lavar ropa, cargo agua y otras actividades en plena Sierra Maestra.
Pasado algún tiempo en esas actividades un día cayo en manos de uno de los oficiales del ejercito enemigo que se caracterizaba por su crueldad y ser un asesino empedernido, el teniente Ángel Sánchez Mosquera. Enseguida fue trasladada al Puesto de Mando donde fue pelada al rape, torturada e introducida en una fosa. Ágil y astuta
logro escapar y logro reincorporarse a la lucha. A pie pudo encontrarse con sus compañeros, luego de hacer un largo recorrido desde la ciudad de Bayamo hasta las montañas.
En enero de 1958, cayo por segunda vez en manos del ejercito de Batista, en ocasión de cuidar a un compañero herido que no podía caminar. Los soldados amenazaron con ahorcarla sino se callaba y lejos de hacerlo se enardeció mas y mas gritaba: Me cuelgan pero el no camina. Finalmente de nuevo volvió a escaparse para reincorporarse de nuevo a las huestes guerrilleras.
A pesar de que era analfabeta demostró gran habilidad para cumplir las misiones que les eran asignadas por el Comandante en Jefe Fidel Castro. En febrero de 1958, fue enviada personalmente por el al Escambray, donde combatían guerrilleros que pertenecían al Directorio Revolucionario 13 de Marzo. Sobre el caso otra heroína de Cuba Celia Sánchez Manduley dijo: Fidel tenía interés en conocer lo que sucedía en el Escambray, que gente se había alzado allí y como se desarrollaban los acontecimientos en aquella zona, en fin, que era necesario averiguarlo y no encontrábamos la forma de conectarnos o averiguar que pasaba allá.
Y hasta allá llegó Clodomiro, pues era una campesina muy determinada. Ignoro como hizo contacto con aquella gente, pero averiguó todo, no registro el Escambray completo porque no tenía permiso de Fidel.
Finalmente ella estableció contacto con el compañero Faure Chomón, dirigente estudiantil del DR 13 marzo, quien había arribado con una expedición a las montañas villareñas, en el propio mes de febrero de 1958. Entonces Clodomiro le entregó el mensaje enviado por el Comandante en Jefe y ella en principio se unio al grupo guerrillero. Sobre Clodomira, Faure apunta: Nos hacía muchas preguntas, parece que ella se percató de que había algo extraño. Quienes son ustedes?. Como son ustedes? Cómo se llaman? Son estudiantes? De dónde vienen? Clodomiro era muy despierta, sensible y muy inteligente. Yo después le expliqué la situación y empezamos a compenetrarnos y finalmente nos reunimos en el campamento.
Cumplida la misión, en los momentos que baja al llano acompañada por algunos guerrilleros, cayeron en una emboscada. Se estableció el combate y Clodomira logró escapar. Días después llego a la Sierra Maestra , informándole de todos los pormenores a Fidel. Una nueva misión le esperaba. Se avecinaban los días de la Huelga de Abril de 1958. La lucha se había incrementado y las fuerzas enemigas se habian multiplicado por carreteras y diferentes lugares que daban acceso a las montañas. Era necesario llevar importantes documentos a La Habana , al coordinador del M-26, el compañero Faustino Pérez. Tarea tan difícil le fue encomendada a ella. Se cuenta que protagonizó una escena increíble. Llego al mero Puesto de los soldados enemigos en las estribaciones de las montañas, habló con el jefe del mismo y le planteó, que su mama estaba enferma en La Habana y que tenia necesidad de llegar a la ciudad de Manzanillo, para seguir hacia La Habana. Aquel ordenó que la llevaran en un jeep. Clodomiro con una sonrisa saludo a los soldados y se despidió de los mismos diciéndoles: Oigan hasta después. Ya en Manzanillo también se las ingenio para tomar un avión y llegar a la capital, donde cumplió exitosamente la misión asignada. Esa era Clodomira, quien no se detenía ante obstáculo alguno para cumplir las órdenes y encomiendas que recibía del Comandante en Jefe. Su audacia y su temeridad no tenían límites, tal como lo era Lydia. Tal vez por eso las dos cayeron junta en combate porque defendían un mismo ideal.
Antes exprese como se encontraron ambas heroínas, y como fueron ultrajadas y vejadas en la ciudad de la Habana , cuando fueron apresadas por los asesinos a sueldo del tirano Batista. Me falto decirles que en uno de los momentos que las golpeaban, ella había perdido el sentido pero al recobrarlo y ver como le daban a Lydia, mordió de manera tan fuerte al que lo hacia que le dejo la huella de sus dientes. El mismo se apodaba El Príncipe y tras ser juzgado por sus crímenes al triunfo de la Revolución , todavía mostraba la cicatriz, como marca imborrable de la valentía de aquella mujer menuda, analfabeta, sencilla, valiente, que soporto, tanto ella como su amiga, mas que amiga hermana, Lydia, sin decir palabra alguna.
De esa extirpe están hecha las mujeres cubanas, es la extirpe de Mariana Grajales, la madre de los Maceo, que parió hijos para mandarlos a la guerra. Que uno de ellos Antonio, simboliza el valor y el coraje de los cubanos, que fue el general cubano que mas heridas tuvo en el cuerpo, 28, y un día dijo.. quien intente apropiarse a Cuba solo recogerá el polvo de su suelo anegado en sangre sino perece en la lucha. Pero también Mariana, en ocasión de que mataran a otros de sus hijos, a José, le dijo al mas pequeño: Y tu Marcos, empinate, y lo mando a las montañas.
Así son las mujeres y los hombres del pueblo cubano, como los de otros muchos pueblos de América Latina, que cuando deciden pelear por la libertad y la independencia de la Patria , se convierten en leonas y leones, en gigantes. Lydia y Clodomira se convirtieron en eso, en leonas, gigantes del mar.

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